‘Madrid es una ciudad que permite la doble nacionalidad, puedes empezar a ser madrileño cuando llegas a la estación de Atocha, pero sin dejar de ser andaluz, gallego o catalán. Y nadie puede imaginarse a los madrileños desfilando al son de un himno de Madrid o detrás de una bandera de Madrid. Madrid es una ciudad completamente abierta, es un mestizaje absoluto, y ojalá siga así!, porque eso a mi me parece fantástico para la capital del Estado. La capital del Estado tiene que ser abierta y no tener un carácter excluente ante nadie.'
[Entrevista aparecida en el diario ‘La Vanguardia’, el 21 de Agosto de 1995.
VEKSLER (B.). Lavapies : pasado, presente y futuro de un barrio cosmopolita. Madrid, Editorial Vision Libros, 2004, p. 17.]
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